viernes, 9 de mayo de 2008

Las feas no tienen la regla

Evidentemente las feas tienen la regla, y las gordas también. Pero ninguna de ellas salen en los anuncios de compresas y tampones.

Señores, la publicidad está muy mal entendida bajo mi punto de vista. No puedo entender por qué para anunciar unos tampones, un coche, un piso, o lo que sea, ponen a una chica guapa.

¿Por qué para anunciar una crema contra las arrugas de la cara ponen a una chica a la que evidentemente no le hace falta? Así es inevitable que la gente joven caiga en la anorexia, viendo que gente silfídica (de sílfide, no sé si existe el palabro, pero si no, lo invento) anuncia cremas adelgazantes.

Realmente no necesitamos productos malos con buena publicidad, sino productos buenos con publicidad normalita (o incluso sin publicidad), ya que la mejor publicidad es un cliente satisfecho, que no sólo volverá, sino que traerá a otros clientes.

Dicen que quien siembra vientos recoge tempestades, pues me pregunto qué recogeremos los que sembramos tempestades.

Saludos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues huracanes y sunamis, compañero.

NO creo q sea un tema de feos o guapos, no es esa una de las divisiones terrenales más carácterísticas.

Lo digo por la carga de subjetividad q trae la cuestión.

En el caso concreto q expones está claro q todas las mujeres en un periodo de su vidahan de ser clientes de determinados tipos de productos.

Ahh, pero amigo tb todos y digo "todos" somos carne de grabado de Goya. Asique calificar a alguién de feo o gordo me parece fatal.

El hombre perdido dijo...

Es evidente que si alguien es feo o guapo es algo totalmente subjetivo, pero no creo que a nadie le resulte desagradable la persona que ponen en el anuncio para vender algo (salvo raras excepciones).

¿Crees que todas las mujeres tienen que ser clientes de determinado tipo de productos por su edad? Si te refieres a las compresas y eso, pues sí, pero por ejemplo no entiendo que para vender un piso, un coche, o cremas para adelgazar pongan a una chica que nada tiene que ver con el producto, y que encima en muchos casos no necesita dicho producto.

Yo desde luego no me considero guapo, ni silfídico.

Saludos.

Felipe "Nemo" Orce dijo...

La publicidad es cosa mala, compadre.

Es un veneno perfecto. Emponzoña nuestros sentidos, nuestros instintos,... peor aún, nos condiciona. Crea ídolos, mitos, divinidades a las que adorar. Nos compra. Y, en líneas generales, somos tan tarados que no podemos escapar a su influencia. Quien crea que sí escapa, es un iluso.

Maldita publicidad. Será el campo de batalla de alguna futura guerra.

(Quien siembra tempestades,... recogerá el fin del mundo.)